Me
parece que el descenso de un equipo tan grande como lo es el América de Cali, es una
herida profunda para la dignidad y el orgullo de la hinchada. Sin embargo, no
justifico el hecho de que se descargue la rabia y la impotencia contra la
ciudad, actos de este tipo, solo lograron agrandar la herida del momento,
porque si ya era suficiente el peso del descenso, que nos catalogaran como
vándalos, era un motivo más para no querer vivir.
Sin embargo, es un proceso que para mí, es justificable, porque de la rabia del partido, se pasó a la tristeza de tener que soportar las humillaciones de las demás hinchadas y aceptar la realidad, y aunque difícil, la mejor hinchada del país demuestra de nuevo, que este amor no tiene categoría, que al rojo se le quiere no por los resultados, y es así como sucede ahora con la fanaticada americana, que está comprometida de cuerpo y alma con el equipo, aceptando que es un problema que se puede solucionar con goles, apoyando al equipo desde las graderías, alentando con aguante y mucha fe, para que este año volvamos a primera, al lugar al que pertenecemos.
"Fuiste, sos y seras por siempre mi único, verdadero y eterno amor: América"
Nicolás Díaz Dorado
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